miércoles, 11 de noviembre de 2020

Crítica de Anon, película de la que esperaba bastante más.

 


Acabo de ver la película Anon, protagonizada por Clive Owen y Amanda Seyfried, y he de decir que la película cuenta con una idea bastante buena, pero desde mi punto de vista, no se lleva a cabo de la manera más agradable para el gusto del espectador exigente.

Sal Frieland (Clive Owen) es un detective en una sociedad en un futuro distópico en el que todo se puede ver por parte de los cuerpos de seguridad, pueden ver nuestros recuerdos, acceder a nuestra visión, a nuestra memoria en primera persona, para así poder comprobar si alguien ha cometido un delito o no.

En mitad de un caso en el que encuentran a una víctima mortal, al intentar comprobar el registro de la víctima, en lugar de su visión de los últimos momentos, ve la visión del asesino. Esto se debe a que el asesino (o asesina) ha hackeado la memoria ocular de la víctima para no aparecer en esos archivos, porque no solo la policía puede acceder a esos archivos, cualquiera puede acceder con el permiso del objetivo, o sin el permiso mediante un hackeo.

En su investigación se encuentra con La Chica (Amanda Seyfried), una hacker que se dedica a borrar memorias y hechos para que parezca que nunca han sucedido. Esta Chica se convierte en el centro de su investigación, dado que, según todos los indicios, es posiblemente la asesina en serie del caso.

Para poder acceder a ella, Sal cambia sus registros de memoria con la ayuda de los hackers que trabajan para la policía, para así poder simular una vida que no lleva y engañar a La Chica. La pregunta es: ¿será ella tan ingenua como para creérselo o el ingenuo será él al creer que puede engañarla?

Personalmente, la película me ha gustado bastante. Como dije antes, la premisa es una buena idea, un futuro en el que todo es susceptible de ser hackeado, incluido el ser humano. Pero, para mi gusto, no tiene un desenlace como lo que se espera durante toda la duración del film.

La cinta no es muy larga, una hora y treinta y cinco minutos, contando los créditos finales, por lo que no se hace demasiado pesada, pero hay gente a la que le pueda cargar la ambientación de la película, ya que los escenarios y la ambientación tiende a ser algo gris y monocromática. Vamos, que no se llevó el Óscar a la mejor fotografía.

En mi opinión, el director podría haber sacado una tajada mayor de una idea como esa, pero se queda corto a la hora de narrar la historia y, sobre todo, de crear un final digno de una historia y de una idea como ésta.

Valoración: 6/10

Le doy esta valoración mayormente por el hecho de que me gusta este tipo de cine de ciencia ficción que tiene que ver con hackers y con futuros distópicos en los que la informática tiene una presencia esencial, pero también me veo en la obligación de avisar que, aquéllos a los que no les gusten estos temas, es mejor que se abstengan de verla, porque pueden encontrarla algo pesada para su gusto.

La forma en que está filmada la película es un poco rebuscada, ya que tiene bastantes escenas grabadas en primera persona, desde el punto de vista del actor, como si estuviésemos viendo su punto de vista, pero eso, como he dicho, puede cansar al espectador que no esté acostumbrado a esta perspectiva.

Por lo demás, la película se deja ver, tiene sus ratos entretenidos, tiene un toque de thriller con algo de suspense en algunos momentos en que no sabes qué va a ocurrir, pero la desidia de los personajes, bastante planos, que parece que estén ahí porque tienen que estar, sin interpretar, hace que la calidad de la cinta baje bastante.

El director Andrew Niccol, responsable entre otros de guiones como Gattaca, In Time o El Show de Truman, se queda corto a la hora de narrar esta historia, que podría haber dado mucho más de sí.

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