viernes, 27 de noviembre de 2020

La historia de Marian Rejewski, el gran olvidado descifrador de Enigma

 


Muchos conocemos la historia de Alan Turing y cómo descifró los mensajes del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial gracias a su máquina Bombe, la cual “rompía” el código de los mensajes recibidos mediante una máquina Enigma; pero pocos conocemos la historia de Marian Adam Rejewski, un matemático polaco que fue el primero en descifrar esos mensajes antes de que los alemanes modificaran la máquina en cuestión.

Más conocido como Marian Rejewski, nació en 1905 en la ciudad polaca de Bydgoszcz. En 1923 accedió a la Universidad Adam Mickiewicz para estudiar matemáticas y, en 1929, obtuvo su Máster por una tesis sobre funciones periódicas. También cursó criptología, curso destinado a los estudiantes con mejor nivel de alemán.

Trabajó como profesor en dicha Universidad, además de hacerlo también a tiempo parcial para la oficina del Biuro Szyfrów, donde estaban interesados en la decodificación de los mensajes interceptados a los alemanes. Estos mensajes estaban codificados mediante Enigma. Cuando dicha sucursal cerró, Rejewski se trasladó a Varsovia para trabajar en la oficina que allí había. Allí tuvo su primer contacto con una máquina Enigma.

Gracias a los mensajes interceptados por el ejército polaco y a los conocimientos que tenía en matemáticas y criptografía, pudo reconstruir el cableado de la máquina para así generar las permutaciones necesarias para la decodificación de los mensajes alemanes.

Cuando el 1 de septiembre de 1939 el ejército alemán invadió Polonia, Rejewski y los demás fueron trasladados a Rumanía, y una vez allí huyeron a París. Allí se unieron a una unidad de decodificación formada por españoles, franceses y polacos y continuaron su trabajo de “romper” Enigma.

Después, Rejewski y compañía fueron evacuados a Argelia, ya que el ejército alemán invadió Francia. Después de eso, volvió a Francia con una identidad falsa. Más tarde, después de moverse por varias ciudades del sur de Francia, entró en España, donde fue encarcelado en La Seu d’Urgell y después trasladado a Lleida. Después de más de tres meses encarcelado, la Cruz Roja Polaca logró intervenir y liberarlo, para acto seguido enviarlo a Madrid. Desde allí llegó a Portugal, y después a Gibraltar, desde donde le enviaron al norte de Londres.

Allí se unió a las Fuerzas Armadas polacas en 1943 y se dedicó a descifrar los manuales de las SS alemanas, que se basaban en el sistema Doppelkassettenverfahren, sistema con el que él ya había trabajado anteriormente durante su estancia en Francia. A partir de aquí se le excluyó de seguir contribuyendo con la decodificación de Enigma, algo que pasó a manos de británicos y estadounidenses.

En 1946 volvió a Bydgoszcz para reunirse con su familia. Al poco tiempo de su vuelta a Polonia, su hijo Andrzej falleció a causa de la polio después de estar enfermo durante cinco días. Después de ese fatídico hecho, Rejewski no quiso volver a separarse de su mujer y su hija, por lo que se quedaron a vivir en la ciudad polaca junto a sus suegros. Allí trabajó como director del departamento de ventas en Kabel Polski. En 1967 se jubiló y en 1969 se mudó con su familia a Varsovia.

El matemático no pudo evitar preguntarse muchas veces a sí mismo sobre el uso que debieron hacer los británicos, liderados por Alan Turing, en Bletchley Park de los descubrimientos realizados por el equipo de Polonia.

Cabe destacar que el 21 de julio de 2000, el presidente de Polonia concedió de forma póstuma la segunda condecoración civil más alta en el país, la Gran Cruz de la Orden de Polonia Restituta, a Marian Rejewski y a su compañero Henryk Zygalski. En julio de 2005, su hija recibió la Medalla de Guerra 1939-1945 en su nombre, además de recibir también en su nombre el premio Knowlton el 4 de septiembre de 2012. Otra condecoración póstuma fue la emisión de cuatro sellos conmemorativos en 2009, en los cuales se mostraba a Rekewski y sus dos compañeros.

Desde 2007 existe un monumento de cobre de base triangular frente al Castillo Imperial en Poznan. Cada uno de los tres lados del monumento lleva uno de los nombres de los tres matemáticos polacos que trabajaron en ese equipo.

Si te ha gustado este artículo, no te pierdas el de Alan Turing y la paradoja del mentiroso. Lo puedes leer aquí.

1 comentario:

  1. No lo sabía, creí que era Alan Turing. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
    Un abrazo y feliz día.

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